domingo, 1 de noviembre de 2015

Mis maravillas del mundo.

¡Hola después de tanto tiempo!

Hoy tengo la necesidad de hablar de algo que me he dado cuenta desde hace tiempo pero no tenía la valentía de expresarlo ante vosotros. Así que empecemos antes de que vuelva a ser cobarde otra vez jaja.

Nos empeñamos en buscar las maravillas del mundo en cosas materiales, como la Torre Eiffel o la Alhambra de Granada, pero a veces, esas maravillas están a pie de calle, delante de nosotros, o sin ir más lejos, nosotros mismos. Es muy fácil saber cuando una maravilla está delante nuestra, para empezar, dale un abrazo. Si en ese momento hace que se detenga el tiempo y que suspires profundamente deseando que ese momento sea eterno, esa persona es especial. Si acaso eso no funcionara, habla con ella mirándole a los ojos, es la única forma en la que se puede entrar en su alma e investigar sobre sus gustos, sus aficiones, su forma de pensar y así poder fabricar un nuevo hilo.
Diréis ¿un hilo? ¿De qué habla? Por si no lo sabéis hay un leyenda que dice que hay un hilo invisible que conecta a las personas que están destinadas a encontrarse sin importar el momento, el lugar o las circunstancias.Ese hilo puede alargarse o enredarse pero jamás se romperá. ¿Es bonito verdad?
Y ahora entramos en el gran dilema de las casualidades, ¿creéis en ellas? Yo la verdad es que no lo sé pero hace tiempo que leí una parte de un libro del cual no me acuerdo o no quiero acordarme en el que decía que las casualidades no existen. Que todo está escrito en la nubes y las estrellas con tinta invisible. Que las personas van mezclándose en las páginas de las historias de otras personas para protagonizar un guión ya establecido. Es una bonita manera de hablar del destino ¿No creéis?

Volvemos a la idea principal, las maravillas del mundo. Las personas en sí somos obras de arte, que obviamente tiene defectos, pero como toda obra ¿no?
Cada persona tiene algo que le hace ser especial: su mirada, la manera de comunicarse, la forma de tocar un instrumento o cantar, su inteligencia, su torpeza, su sonrisa...
He encontrado la mejor manera para encontrar a esas maravillosas personas: no buscarlas. Sí, no buscarlas porque ellas solitas vendrán a tu vida y te darás cuenta de la forma en la que te traten. Cuando no huyan al ver tus heridas, tus moratones, tus cicatrices, tanto fuera como por dentro. Que te inviten a volar en su cielo porque en el tuyo hay demasiadas turbulencias para emprender vuelo. Que no te idealicen y que sobre todo que te quieran tal y como eres. Esas son para mí la mejores maravillas del mundo.
Y para vosotros,¿Cuáles son vuestras maravillas del mundo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario